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Acuerdos comerciales México-Brasil: ¿ayuda a reducir la dependencia de Estados Unidos?

Ayer se firmaron en Ciudad de México varios acuerdos entre México y Brasil que refuerzan la cooperación en sectores como sanidad animal y vegetal, seguridad alimentaria, biocombustibles, financiamiento agrícola y desarrollo tecnológico.

Este acercamiento responde a la política comercial de Donald Trump, que ha desatado una crisis de confianza global. México y Brasil buscan así diversificar sus mercados y depender menos de Estados Unidos.

La urgencia es mayor para México, pues cerca del 84 % de sus exportaciones no petroleras van a Estados Unidos, que es, de lejos, su principal socio comercial. En contraste, sólo alrededor de 11% de las exportaciones brasileñas van al vecino del norte, que es su segundo socio comercial, después de China.

Diversificarse no es una idea nueva. México ya lo ha intentado, pero con resultados limitados. Con una economía tan estrechamente vinculada a la de Estados Unidos, ¿cuán viable es una verdadera diversificación que proteja a nuestra economía de los vaivenes de la relación con nuestros vecinos y de la situación de su economía?

Los acuerdos con Brasil son un paso bienvenido, pero difícilmente nos sacarán de la dependencia del consumo estadounidense. Para avanzar en ese camino, tendrían que construirse alianzas con otros mercados importantes en Europa y Asia y trabajar en ámbitos como reformas legales, infraestructura portuaria y de transporte terrestre, garantías de inversión y seguridad pública, reducción de barreras y promoción estratégica. De lo contrario, estos encuentros quedarán sólo como un acto reflejo inmediato a la amenaza estadounidense, sin ninguna repercusión relevante.