El informe de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) de América del Norte confirma un cambio histórico: México se ha convertido en el principal destino de la migración sudamericana, superando a Estados Unidos. Más del 60% de las personas en tránsito por el país consideran ya a México o a otros estados de la República como su meta final.
Esta reorientación masiva obedece directamente a las políticas migratorias de Donald Trump. El blindaje militarizado de la frontera y el cierre del sistema de asilo han provocado que los cruces entre México y EE. UU. caigan a su nivel más bajo en los últimos 50 años. Para miles de personas, el llamado "sueño americano" se percibe ahora lejano.
Mientras la frontera se "alivia", las acciones de Trump se centran en la deportación interna. El gobierno estadounidense está expulsando a un número creciente de personas con más de 20 años de residencia, identificadas mediante operativos por faltas administrativas menores, como licencias expiradas.
La consecuencia social es profunda: el 57% de los mexicanos en situación migratoria en EE. UU. vive ahora con miedo. La mayoría de migrantes que se quedan en México provienen de Venezuela (29%), Honduras (19%) y Cuba (13%). Aunque las deportaciones generales han caído drásticamente, septiembre de 2025 registró un pico de 853 retornos diarios. Este control fronterizo es catalogado internamente por Trump como un éxito.
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